Este año 2021 tuvimos una reforma integral en materia de outsourcing, por lo que hoy en día esta actividad está prohibida, pero eso no quiere decir que no exista el outsourcing; como todo, siempre hay excepciones: precisamente en esta reforma las que se salvaron son Servicios Especializados y Obras Especializadas.
Ahora bien, esta reforma viene detrás de un trasfondo que es precisamente la venta de facturas o la facturación fantasma, como mejor la conozcan. Las autoridades fiscales saben perfectamente que detrás de las outsourcing vienen —en algunas no todas— empresas fantasmas o incluso los outsourcing son empresas que simulan operaciones.
Si ustedes recuerdan, previamente a esta reforma hubo una anterior en materia de Impuesto al Valor Agregado en el año 2019, donde impusieron la obligación de una retención del 6% del IVA, el cual el cliente final debía enterarlo; pues bien, desde esta reforma la gran mayoría de los fiscalistas sabíamos que esta obligación disfrazada venía con un trasfondo, que era implementar una etiqueta sencilla para identificar a los contribuyentes que utilizaban estos esquemas, y que por supuesto la muestra aleatoria que muy posiblemente implementara la autoridad fiscal para detectar facturación apócrifa, será muy elevada.
Se espera que para el próximo año 2022 pueda venir una fiscalización en conjunto entre el Servicio de Administración Tributaria, Instituto Mexicano del Seguro Social y la Secretaría del Trabajo para identificar estas empresas y muy posiblemente venga una fiscalización para contrarrestar los efectos de las empresas EFOS, mejor conocidas como factureras.
Esperemos que mis predicciones sean erróneas, el tiempo me dará o no la razón, pero la recomendación sobre esta situación, es que el outsourcing especializado no es malo utilizarlo, ya que tiene múltiples beneficios, pero lo que sí es importante es saber en dónde contratar este servicio, donde el objetivo final no sea la evasión fiscal.
LCP. Gonzalo Avila
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