Queridos empresarios, contadores,
abogados y demás lectores de este blog, como ustedes saben, hace algunos días salió
el paquete de reformas para el año 2020, aunque la realidad es que no es un
hecho que sean promulgadas y avaladas por el congreso de la unión, la realidad
es que habrá pocos cambios o, incluso, ninguno. Recordemos que en la cámara de
diputados (encargada de emitirlas y avalarlas), la mayoría de los congresistas
son del partido Morena, el cual, por
supuesto, deberá estar de acuerdo con la cuarta transformación, siendo nuestro
presidente de la república, el principal promotor.
El tema que ha generado más controversias
y discusiones es el equiparar la defraudación fiscal (mayor a siete millones de
pesos) a la delincuencia organizada. Entre un delito y otro hay algunas diferencias,
las cuales las comenté en el blog “terrorismo fiscal ¿realidad o ficción?”
El día de hoy, quiero tocar el tema de cómo evitar que, yo empresario, caiga en
un delito de defraudación fiscal y, por ende, me tipifiquen el delito de
delincuencia organizada.
Primeramente, para equipararse el
delito de defraudación con el de delincuencia organizada, dicha defraudación
deberá ser mayor a $7,804,230.00 de pesos, los montos menores seguirán la misma
línea de delito de defraudación fiscal. Derivado de lo anterior, mis
recomendaciones son, primeramente: no defraudar al fisco, por supuesto; segundo:
que el riesgo que se tomen al deducir o aplicar alguna planeación fiscal
(dentro del marco legal), no sea un riesgo desmedido y, sobre todo, con la
debida ética del profesional que la aplique.
En ese mismo sentido, un tema actual y
por el cual se realizó esta propuesta legislativa, es por la venta de facturas
de las empresas denominadas “fantasmas”,
por ende, mes con mes, los empresarios deberán revisar que dentro de su
contabilidad no tengan empresas con registro federal de contribuyentes en la ya
conocida “lista negra” porque de este
grande listado, sabrá el fisco federal, quiénes han defraudado y cuánto han
defraudado. Será un método sumamente fácil y sencillo para las autoridades
determinarlo, por tanto, toma mayor relevancia el que un despacho especializado
en materia fiscal revise sus registros contables y determine su posible riesgo con
esto, así mismo, que tome las debidas precauciones y corrija la situación
fiscal que se determine.
Si para nosotros como empresarios, la
inversión mensual para llevar el control contable y financiero de una entidad
era de más de ochenta horas al mes, el año
2020 exigirá una mayor inversión, sin lugar a dudas. Así pues, deberemos ser más
cautelosos de las erogaciones fiscales ya que, prácticamente, nos convertiremos
en los ojos de la autoridad pues, sabemos que el gobierno federal no tiene la
capacidad para revisar a todos los contribuyentes y, por ende, necesita, testigos
que ayuden a gestionar un mejor y mayor cumplimiento.
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